El cierre de las fronteras obliga a los migrantes a tomar rutas más peligrosas. Una mujer palestina que vive en Beirut, cuyo marido ha emigrado a Europa, explicó que debido al cierre de muchas fronteras se había visto obligado a tomar la ruta marítima.

La falta de documentación adecuada obliga a los migrantes a exponerse a riesgos adicionales. Un joven congoleño contó su experiencia: su familia pagó al conductor de un camión de mercancías y todos se acostaron debajo de la carga para intentar cruzar una frontera. Fueron muy afortunado. Los soldados clavaron cuchillos en las mercancías para asegurarse de que no había personas escondidas,  y por poco no acertaron los lugares en que estaba la familia.

El riesgo de detención empuja a los migrantes a tomar rutas más peligrosas. Algunos migrantes retornados a Honduras explicaron que su ruta consiste en trasladarse hacia el norte de Honduras, pasar por Guatemala y México y a continuación introducirse en los Estados Unidos. Los trayectos para llegar a los Estados Unidos a través de México son numerosos. La travesía por Guatemala es sencilla, por allí son legales y pueden cruzar el país en un día. En cambio, en México son irregulares. Señalaron que las rutas tradicionales ya no funcionan, pues las autoridades las conocen. En su lugar, se arriesgan a viajar por otras, que son más peligrosas. Para atravesar México y penetrar en los Estados Unidos  por lo general pagan a contrabandistas, conocidos como coyotes. “Es caro (entre 3.000 y 10.000 dólares de los EE.UU); la única cosa buena es que siempre hay personas que ayudan. Los coyotes son las guías que conocen las rutas y tienen la conexión para tratar de entrar en los Estados Unidos “.

La migración en condiciones climáticas severas expone físicamente a los migrantes a grandes dificultades durante el viaje. El personal de una Sociedad Nacional europea explicó que las condiciones físicas de los migrantes que atraviesan las fronteras de Europa durante el invierno eran mucho peores que los que cruzan en primavera o verano.

Los limitados recursos financieros exponen a los migrantes a dificultades y abusos a lo largo de la ruta migratoria. Por ejemplo, un joven congoleño y su familia consiguieron que un camión los trasladara una parte del camino. Sin embargo, después del camión tuvieron que caminar durante días sin nada que comer a lo largo del trayecto. Para llegar al autobús final, su madre tuvo que pagar con todo lo que tenía. Cree que. en muchas de las fronteras, su madre tuvo que ofrecer favores sexuales a los oficiales de seguridad de las fronteras para que se les permitiera cruzar. “Entró en el puesto, y cuando volvió a salir me di cuenta que algo no estaba bien. Estaba muy triste. Era como si hubiera hecho algo que no quería hacer.” Otros inmigrantes congoleños con quienes hablamos en Kenia confirmaron que no recibieron apoyo en el lugar de origen o durante el camino, y que experimentaron muchas situaciones de abuso (extracción de dinero o abuso sexual) en el trayecto para llegar de un país a otro.

Los limitados recursos financieros exponen a los migrantes a dificultades y abusos a lo largo de la ruta migratoria. En Honduras, algunos interrogados explicaron que tenían “las necesidades habituales: dormir, comer, de seguridad, y otros aspectos, pero todos eran riesgos conocidos.” “Cuando oscurece dormimos en cualquier lugar: calles, la selva, donde quiera que estemos.” Algunos apreciaron la disponibilidad de albergues: ” En Veracruz (una ciudad de México) hay muchísima comida, todo el mundo te ayuda, incluso hay un albergue para migrantes donde se puede pasar la noche”, mientras que otros explicaron que, debido a la prisa por avanzar, no siempre tuvieron tiempo para encontrar alojamiento apropiado: “para ser sinceros, tenemos mucha prisa, todo lo que queremos es llegar a los  Estados Unidos, por lo que tratamos de avanzar tan rápido como sea posible y no perdemos tiempo buscando dónde dormir o un trabajo en el trayecto”. Otros contaron sobre otras dificultades experimentadas durante el viaje: “He visto a mujeres  que se quedan sin agua, y si alguien está rezagado, se queda atrás”;  “En la frontera nadie te ayuda, cada uno está solo”; “Todo cuesta dinero, introducir a personas ilegalmente en los Estados Unidos es un gran negocio”; “A muchos nos robaron en la ruta, pero hay que seguir adelante”

La falta de opciones de transporte seguras obligan a los migrantes a tomar rutas peligrosas y difíciles. Algunos migrantes etíopes en Kenia señalaron que la cuestión clave en la huida era el transporte. Muchos debieron emprender una caminata difícil durante una semana. Son numerosos los que fallecieron durante el viaje, debido a las condiciones demasiado arduas.

Las mujeres migrantes pueden ser fácilmente víctimas de abusos durante el viaje. “La mayoría de los problemas que encontramos fue el acoso sexual y la violación, la detención y la prisión. Muchas veces nos vimos en una situación crítica, sin saber a quién, dónde y cómo pedir ayuda”, explicaron algunas mujeres migrantes procedentes de Myanmar acerca de su viaje.

Algunos migrantes acceden a la información a través de amigos o contrabandistas: algunos migrantes retornados en Honduras explicaron que “saben acerca de las rutas de boca a boca; hay tantos trayectos diferentes que todos conocen alguno, y tienen sus preferencias (cada uno plantea sus propios riesgos).”  Uno de los entrevistados mencionó que había visto mensajes informativos, que eran un buen recordatorio de datos, pero la mayor parte de la información que necesitan procede del coyote o de alguien que ya ha hecho el viaje antes.

Algunos migrantes fueron capaces de mantener los contactos familiares a través de las iglesias locales. “Para llamar a casa bastaba con acudir a una iglesia, y allí nos ayudaban”, explicaron algunos migrantes hondureños.

Algunos migrantes dependen totalmente de los traficantes para reunir la información necesaria y organizar su viaje. Algunos migrantes mongoles en Suecia explicaron que habían pagado 3 500 euros a un traficante que arregló todo para que pudieran llegar allí. Fueron transportados en una caravana que los llevó a Suecia.

Otros migrantes necesitan menos información durante el viaje, ya que entran legalmente por vía aérea con un visado temporal. Otros migrantes mongoles explicaron que habían llegado a Europa en avión, con un visado temporal (por ejemplo, para asistir a una conferencia), y simplemente no habían regresado.